lunes, diciembre 25, 2006

El auténtico desenlace

Empecé a escribir esto ayer pero al final el ordenador se me bloqueó y perdí lo poco que había escrito. Así que empecemos de nuevo. En primer lugar vayan los enlaces a los diferentes capítulos por si alguien tuviera la tentación de releer.

The Pillars of the Earth, capítulo 1
The Pillars of the Earth, capítulo 2
The Pillars of the Earth, capítulo 3
The Pillars of the Earth, capítulo 4
The Pillars of the Earth, ¿el desenlace?

Aunque ahora que caigo, cuando renombre este blog estos enlaces dejarán de estar operativos ... muy probablemente. Tengo por tanto un dilema ante mí, si respetar este nombre y abrir un nuevo blog con un nombre diferente, o renombrar éste y abrir uno con este mismo nombre. De hecho, esta misma noche Giovanni me comentó la posibilidad de hacer una mini-porra de forma que mi escaso público pudiera opinar al respecto. Sin embargo esto no es una democracia, es una chucktatorship (http://www.chucknorrisfacts.com), que viene a significar algo así como que el gato es mío y ...

Bueno, vamos a lo que importa. Al final resolví yo la chapuza como buenamente pude. De hecho esta semana que al igual que el año acaba mañana (hoy) ha sido pródiga en arreglos caseros y viajes y traslados de personas y/o mercancías. Haré un rápido resumen de todo, deteniéndome algo más en la resolución chapucera de la chapuza chapucera.

Fue el martes si mal no recuerdo. Sí, el martes efectivamente. Por la mañana, a mitad de mañana o así me dirigí al piso y tras comprar alguna que otra cosa (las cajas para los enchufes, los mecanismos, espuma de poliuretano etc) y saludar a algunos conocidos de la tienda, llegué al lugar de destino. Allí procedí a quitar el microondas para lo cual tuve que hacer la conocida parafernalia de cortar la luz, retirar la nevera, desconectar el cable del enchufe del frigorífico y volver a conectarlo todo.

Ya ahí me di cuenta de que había cortado y empalmado el microondas pero anulando la toma de tierra, lo que convertía la chapuza en casi una obra de arte. Además a eso podemos unirle que la longitud de cable que había dejado era de unos 25-30 cms. aproximadamente. El caso es que le quité el empalme y le puse una clavija que había comprado ex-profeso. A continuación lo enchufé en un enchufe que previamente había arreglado yo mismo puesto que también lo dejaron mal colocado. De hecho fue una mini-prueba a la que los sometí. Dejé el enchufe colgando como muestra de su ineficacia para ver si lo colocaban bien. No lo hicieron, evidentemente.

Una vez colocado el microondas en su situación transitoria, hice un "algo" para comer. Debió ser algo así como una ensalada de pasta con calamares talibanes calentados en el microondas. Esta vez los tedax habían colocado una cierta protección que evitó daños colaterales en las paredes del aparato. Lo que hace la experiencia ;-). Tras comer, llegaba la parte dura del trabajo.

Identifiqué el área "a excavar", comprobé que casi con toda seguridad el tubo pasaba por allí. Para ello descubrí una toma que había un poco más arriba pero a la que no se puede conectar el microondas por haber una piedra de por medio. Era la siempre inestimable sugerencia de Giovanni. Y sí, la entrada era vertical por lo que tal como pensaba, el tubo pasaba por allí. Así que cogí el taladro y tras marcar los puntos donde debía taladrar, procedí a ello. Hice casi diez taladros, imagino, y cuando consideré que ya estaba todo listo para descubrir, me encontré con la dificultad de que no sabía cómo hacerlo. Intenté unos tibios martillazos, intenté hacer palanca en los agujeros, hacer más agujeros ...

Al final con alguna de estas cosas se desprendió un trocito de azulejo que además facilitó la labor para el resto. Eso sí, prácticamente de forma inmediata el azulejo quedó medio suelto y la cenefa de abajo completamente suelta. Resonaron en mi memoria las palabras de Giovanni: "Todo lo que te pueda fallar te fallará". Quité la cenefa y procedí con el intento de hacer el rectángulo en el azulejo y ... el azulejo se rompió ... CACHIS!!!!.

Bueno, era algo con lo que contaba, podía pasar y pasó. Tampoco era demasiado problema, simplemente el resultado final tendría una ligera rajita apenas perceptible ... o eso pensaba yo. Tras el azulejo pude quitar el cemento y ver que las cosas se complicaban todavía más. Por un lado no había un tubo sino dos. El segundo era el que llevaba la señal de la antena al televisor de arriba. Por otro lado, justo ese azulejo caía en lo que antes había sido el final de una pared especialmente dura y que me costaría Dios y ayuda excavar.

Al final, tras un par de intentos, decidí que pondría sólo un enchufe y que el hueco inicialmente destinado al segundo enchufe, no habría más remedio que rellenarlo de espuma de poliuretano. Es la ventaja de saber que luego no se iba a ver. Ese fue el momento en el que consciente de que Giovanni estaba trabajando, lo llamé para humillarme ante él y reconocer que si bien no al 100%, sí que había acertado muy mucho en su pronóstico. Se partió de risa, obviamente :-D.

Tuve que agujerear un rato hasta que el hueco resultó aceptable, aunque me quedó ligeramente más bajo de lo que yo había calculado inicialmente. Aunque a esas alturas ya me daba absolutamente igual :-). Abrí el tubo de tráquea, puse la caja, monté el enchufe y fui a colocar la cenefa y el trozo de azulejo restante ... todo bien salvo que cenefa y azulejo parecían haber aumentado de tamaño y ahora apenas cabían en el hueco en el que antes se encontraban :-S. Tras forcejear un rato, conseguí dejarlo todo en una situación aceptable y fue el momento en el que empecé a rellenar con espuma de poliuretano.

Desgraciadamente el momento fue anterior al momento en el que leí que lo conveniente era usar guantes. Creo que me di cuenta justo cuando tras llenarme en una mano, fui a lavarme y comprobé que las manos se me quedaban pringosas y no se iba :-S. A continuación me puse los guantes y terminé el trabajo lo mejor que pude. apliqué varias capas según consideré oportuno, apuntalé para que azulejo y cenefa quedaran aceptablemente pegados y por último intenté dejarlo todo los más pulcro posible. Eso sí, mis manos estaban completamente cubiertas por una fina capita de pegamento que no quería despegarse. Tras mucho rato rascando salió una gran parte y al par de días había salido el resto.

¿El resultado?. Considero que es aceptable. No es magnífico pero tampoco es calamitoso y personalmente creo que mejor que el que había antes. Casi de lo peor de todo fue cuando llegué al día siguiente volví a casa y tras contarle a mi madre cómo había salido, al rato ella me pregunta si había probado el enchufe :-O. Estuve tentado de decirle que no, que yo hago las cosas como mis ex-vecinos pero me contuve y le dije que sí. Era además obvio que tenía que probarlo si quería dejar el microondas puesto.

Y bueno, básicamente ésa es la historia. A eso dediqué la mayor parte del martes y la mañana del miércoles estuve colocando el microondas de nuevo en su sitio. Para ello tuve que quitar la clavija que había comprado ex-profeso pues los 30 cms. de cable eran todavía insuficientes. Afortunadamente encontré tirado en una caja el trozo de cable que había sido amputado del microondas y se lo empalmé. No era mi intención inicial, pero tampoco había otra opción y además, así, el microondas se volvió a sentir hombre de nuevo, como el marido de Lorena Bobbit.

Por último, también he quitado un goteo de agua que tenía el calentador. Me da la sensación de que para no poner una junta en condiciones, cogieron una más grande y la recortaron. Miedo me da lo que puedan haber hecho en otros sitios con la fontanería :-S. También tiré la basura, ordené un poco y por último coloqué un foco que me faltaba (por cierto, no aconsejo los focos de base de plástico del Leroy Merlin).

Ahhh y se me olvidaba, el martes, justo antes de empezar la aventura albañilera, compré un belén que había de oferta en el Lidl. Así que mi casa tiene también belén con sus reyes magos y todo. Esperemos que se porten tan bien como yo me he portado con ellos ;-).

Saludos de la que puede ser la última entrada del año ;-).

Un saludo, Domingo.