sábado, diciembre 02, 2006

The Pillars of the Earth, capítulo 2

Se acaba la semana, antesala del puente de la Constitución, la "Consti" para los amigos. Vamos a ver cómo evoluciona el trabajo pues lo que es ahora mismo, todo pinta a que o metemos un montón de gente de golpe en el proyecto, o dormiremos allí. Para terminar de arreglarlo, últimamente he vuelto a pensar en cómo una petición histórica de las mujeres a los hombres es que sean honestos (que por otro lado, en mi caso, es básicamente lo único que puedo darles) y cómo las mujeres que no han pasado por mi vida este año que casi acaba, no lo han sido, o al menos no como yo quisiera. Y a eso podríamos sumarle que las clases de francés se han visto suspendidas cautelarmente.

Pero bueno, por lo demás no tengo mucho por lo que quejarme, salvo de mí mismo y de no haber pedido ya las camisas nuevas que mi madre se trajo de mi casa para lavarlas y que todavía no ha devuelto (quizás porque teme acertadamente que eso signifique el comienzo de algo que ella preferiría que no ocurriera).

Umm, en cierta forma me doy cuenta de que ya casi me había olvidado de la chapuza, y que sólo el capítulo 2 me lo ha recordado. Así pues, empecemos con él:

El primo de Zumosol
  • Hola maese albañil, ahora entiendo por qué desdeñaste mi ofrecimiento para echarte una mano en todo lo que necesitaras durante la obra. Menudo primo de Zumosol tienes.
  • Sí, dieciséis añitos de vellón y destaca en todas las disciplinas atléticas. Sobre todo en el lanzamiento de peso. Es como Supermán Martínez pero además es capaz de practicar capoeira.
  • :-|.
La vecina del quinto
  • Bueno, y ¿cómo sigue la obra?.
  • Va bien, el proceso de destrucción de la antigua mezquita ya ha concluido y ya estamos abriendo las rozas (gracias Vicente) por donde meteremos todo el cableado de la catedral.
  • Ahh, eso está muy bien. Somos los pioneros y en un futuro en todas las catedrales habrá cosas parecidas. Es más, en la de Badajoz hasta pondrán pantallas planas gigantes para quien no pueda atender al servicio.
  • Interesante predicción, sobre todo para un día como hoy, Jueves Santo.
  • Eso digo yo, Jueves Santo y sus "señorías"no paran de martillear desde las 10 de la mañana. Que sepan que hoy es fiesta pública y no se puede hacer ruido. Deberían conocer la legislación vigente en el municipio. O deponen su actitud o les denuncio que probablemente ni permiso de obras tendrán.
  • ¿Y quién es usted señora? ¿y cómo es que su texto aparece igual de negro que el nuestro y sin ninguna otra marca delatora?
  • Soy la vecina del quinto, conocida por otras personas como el azote de las reuniones de vecinos de las catedrales colindantes. Ah, y mi texto aparece en negro porque el autor quiere fomentar la confusión.
  • Glupp, vaya señora, mejor dejo que se las entienda con maese albañil que tendrá más tablas y si tengo que actuar, ya actuaré. Por ahora me quedaré aquí detrás de la puerta. Es una actitud un tanto cobarde que encima me impide saber si está buena. Cachis. Por otro lado, lo mismo aprendo algo de esto. Veamos qué ocurre.
  • Señora, ya estuvo aquí el otro día con su cohorte, y su propia cohorte le dijo que no habíamos empezado cuando usted decía sino mucho después. Y que tampoco hemos echado abajo ningún muro de carga sino que hemos quitado los azulejos de cocina y baño.
  • Sí bueno, pues a mí me han salido unas grietas y eso tiene que ser culpa suya y si no lo es da igual, yo lo que quiero es que paguen.
  • Pero señora, atienda a razones. ¿No ve que su catedral es la del quinto mientras que ésta es la del tercero?. Los causantes de las grietas deben ser en realidad los maeses chapuzas que usted contrató para su obra hace casi un año. Eso le pasa por contratar a chapuzas en vez profesionales como nosotros.
  • Bueno, bueno ... ya mandaré llamar a un maese perito para comprobarlo. Eso sí, o guardan silencio ahora o deberán guardarlo para siempre. Ya me encargaré yo de ello.
  • Esto ... vale.
El permiso de obras
  • Esta tía va de farol. Tú puedes hacer lo que te dé la gana en tu catedral.
  • Ya, pero es que yo soy el que tengo la catedral nueva aquí, no me interesa crearme enemigos tan pronto. Mejor descansamos hoy y ya está. Total, un día más, un día menos es lo mismo.
  • No sé cómo se las arreglan el malvado Waleran para contratar a un mendaz vecino en todas las catedrales que voy a construir. Claro, las catedrales atraen a mucha gente, muchos negocios, dinero y por tanto poder. Waleran y William intentarán obstruir la construcción.
  • Es cierto, mejor me pertrecho. Voy a sacar el permiso de marras, digo de obras.
  • Sí es un papelito que no cuesta muy caro. Dos o tres sestercios.
  • ¿Sestercios? La monedas oficiales aquí no eran las monedas de plata? ¿Qué pinta un sestercio aquí?.
  • Pues nada, que también es de plata y que tengo que demostrar que aunque maese albañil, también tengo yo mi culturilla general. ¡Si hasta toco la guitarra!
  • Muy bien. "Pues por dos sestercios ya podías haber sacado tú el permiso o habérmelo dicho"
La cantera
  • Aquí vengo. Observad el permiso de obras. Aquí lo tenéis en caso de que venga vuestra amiga buscando guerra.
  • Sí, aunque es una pena. Se ha venido a quejar justo cuando se habían acabado las cosas ruidosas. Ya quedan dos o tres días de ruido y después a poner losas y suelos.
  • Bueno, da igual. Al menos somos ya una catedral que ha pagado sus impuestos, sin nada que temer salvo que las carretas de Leroy Merlin no traigan los materiales a tiempo. Habrá que tener cuidado pues ya le pasó algo parecido al Phillip original y todo acabó con una pelea administrativa en la cantera.
  • Y ¿para cuándo está prevista la llegada de los cantos rodados y similares?.
  • Pues creo que en la tercera semana de aquí a contar.
  • Ahh, pues yo creo que viene bien, y si no ya se va combinando con otras cosillas para no quedarse uno parado. Por cierto, acostúmbrate a esto de combinar porque lo vas a escuchar a menudo.
  • De acuerdo, tomo nota.
  • Bueno, pues ya estoy aquí de nuevo. ¿Será ése el carretista del Leroy Merlin?
  • Sí yo soy. Has tardado mucho.
  • Claro, porque me dijisteis que me llamaríais antes de venir, no cuando estuvierais aquí.
  • Bueno, pues nada. Firma aquí y ahí tienes esas cajas mojadas para que las subas a la catedral del tercero.
  • Madre mía, qué panzada de trabajar me espera. Menos mal que está aquí este chavalín de antepasados británicos que quiere ser portero de fútbol y que me ayuda a contar las cajas que me quedan así como me da ánimos diciendo que no podré con todas. Es majo, se nota que es guiri, y además, seguro que será mejor portero que contable. En fin, vamos por la primera caja.
  • Ah, hola primo de Zumosol. Menos mal que estás aquí porque yo sólo iba a tenerlo complicado. Fíjate lo que he subido ya mientras mi hermano, ése que hará carrera junto a la aristocracia, iba a buscarte.
  • Vale, pues vamos a ponernos manos a la obra.
  • De acuerdo. Ponte tú con mi hermano y lo lleváis hasta el ascensor y allí los subís con la carretilla hasta la catedral. Yo continuaré a mano aquí ya que este tramo de escaleras con se puede hacer con la carretilla.
  • Corriendo voy.
  • Corriendo va y corriendo sigue tras hora y pico. ¡Qué prodigio atlético, la verdad!. Claro que también tiene 16 años. Y yo aquí subiendo las cajas de una en una y fallándome las fuerzas desde hace rato. Menos mal que ya quedan pocas. A ver chavalín rubito con pinta de querubín travieso. ¿Cuántas cajas me quedan?.
  • Doce.
  • Quedan doce arriba, pero ¿y las doce de abajo?
  • Ah, es verdad.
  • Bueno, me llevo ésta de arriba. ¿Entonces cuántas quedan?
  • Ahora once.
  • Vale, déjalo. No te preocupes.
Horas más tarde:
  • Bueno, por fin hemos acabado.
  • Sí, yo ahora después iré al gimnasio. Esto no ha estado mal para calentar.
  • "Y a mí me duele todo, ¿será mamón?". Anda hermano, conduce tú que yo estoy muerto.
  • Yo estoy bien, total tardé más de una hora en ir por el halterófilo y luego me escaqueé para ir por agua.
  • Sí por eso lo digo.
  • Arghh. Tenía que haber conducido yo la carreta. Tu conducción brusca me ha mareado y me encuentro regular nada más. Lo que me faltaba. Bueno, ve a aparcar que yo te espero aquí tomando el fresco a ver si mejoro. Sí, parece que ya se me va pasando.
Y con esto se acaba la fase de fuerza bruta y de destrucción para dar lugar a continuación a la fase donde maese albañil podrá demostrar si su talento es comparable al de Bofil ... hijo. Pero eso será ya otro día.

Un saludo, Domingo.