domingo, octubre 30, 2005

Sobre la muerte y otras cosas

Lamentablemente en los últimos meses he publicado varias entradas en las que hablaba de alguien que había fallecido o de mis propias experiencias al respecto. Además, de forma reciente tuve que ir al cementerio cuatro días diferentes de la misma semana. Los primeros fueron porque murió el padre de un amigo y el último fue porque me pidieron como favor personal que fuera allí a hablar con una señora cuyo marido había fallecido. También hace poco empecé a escribir acerca de "Más Platón y menos Prozac" y el contenido de sus primeras páginas. Hace un par de días lo acabé y me propuse por un lado el comentarlo/re-comentarlo/recomendarlo en el otro blog y simplemente servirme de él como trampolín para escribir estas letras, ya que uno de los temas que toca es precisamente la muerte y la preparación ante ella.

Empezaré como siempre dando datos objetivos, absolutamente contrastados y que resistan toda duda. Se trata de mis recuerdos :-D. No en vano al igual que el mega-ordenador de Terminator (Skynet) tuvo conciencia de sí mismo el 4 de agosto de 1997 (ver guión de T2), es decir el día de mi santo, o el día en que antes se celebraba mi santo, yo tuve conciencia de la muerte en algún momento de mi vida.

El momento tal y como lo recuerdo (y por ende absolutamente fiable) tuvo lugar cuando yo contaba entre 8 y 10 años. Por alguna razón que escapó al control de la memoria, caí en la cuenta de que mi abuelo paterno, que había muerto antes de nacer yo, nunca volvería, yo nunca lo conocería. Se trataba además de la persona a la que según decían cuando yo estudiaba, más me parecía. Pero claro mi abuela basaba esa suposición en que yo era un buen estudiante, y mi abuelo cogía la tiza en la barra del bar y ... plum, plum, plum, sacaba la cuenta en un momento. Independientemente de que me parezca más o menos a él, ahora veo de forma clara que esa lógica que parece caracterizarme, para bien o para mal, no ha sido heredada directamente de mis padres. Igual ha sido una feliz (yo así lo considero) casualidad salida del batiburrillo de genes aportados por el óvulo que tocaba y el espermatozoide ganador. ¿Quién sabe?.

En cualquier caso por aquellos tiempos no me preocupaba yo por temas de genética, aunque sí tengo grabado en mi memoria dos momentos distintos que quizás estuvieran hasta relacionados. Recuerdo una visita al cementerio un 1 de Noviembre. Y recuerdo lo que lloré cuando me di cuenta de que la muerte implicaba no ver más a un ser querido. Lloré desconsoladamente e intentaba que no me vieran llorando. Mi argumento era demoledor y aún hoy en día lo sigue siendo. Bastante tenía yo con mi pena como para contagiarla a los demás. Aprendí que la muerte es dolorosa y comprendí que llegaría un día en que los diferentes miembros de mi familia (mayores que yo) irían muriendo y yo por tanto yo iría sufriendo. Decidí que llegado el momento, quería ser yo el primero en morir para así ahorrarme el sufrimiento, pero pronto descubrí lo egoísta de mi elección. Para dejar de sufrir yo, iba a hacer sufrir a los que me querían. Imbuido ya por ese cierto pensamiento estoico que a veces me es autóctono, decidí que no, que yo aguantaría las cosas tal como llegaran y que prefería ser yo el sufridor a que otros sufrieran por mi culpa.

La verdad es que no sé cuánto tiempo me llevó pensar todo eso, ignoro si he olvidado alguna conversación que guiara mi pensamiento pero en cualquier caso ése es el proceso tal y como lo recuerdo.
------------------Abre Kit Kat
Siempre dijeron de mí que era un niño muy maduro para mi edad. Ante recuerdos de este tipo no puedo más que darles la razón, siempre he hecho cosas raras para mi edad. De las más raras, aquella noche con unos 15 años en la que como no podía dormir, empecé a contar ovejitas. Pero como quiera que una progresión aritmética tan simple no me llenara, empecé a contar ovejitas al cuadrado. Cero, una, cuatro, nueve, dieciséis, veinticinco ... ummm qué curioso:
1-0=1
4-1=3
9-5=5
16-9=7
25-16=9
La diferencia son los números impares. Y antes de dormir no paré hasta poder demostrar que efectivamente "Los cuadrados van creciendo en impares consecutivos". Algo además evidente a la vista de la siguiente fórmula (productos notables)
x^2 -2x +1 = (x-1)^2
x^2 - (x-1)^2 = 2x-1 (2x-1 es siempre impar y el 2 garantiza que los impares sean precisamente los consecutivos)

No es nada del otro mundo, sobre todo vista la fórmula, pero a mí me llenó de ilusión y mucho más cuando dos o tres años después, uno de los primeros ejercicios que tuve que hacer en la facultad de matemáticas fue demostrar precisamente aquello de lo que me había dado cuenta en una noche insomne.
------------------Cierra Kit Kat

Aparte de aquella toma de conciencia sobre el concepto de la muerte, recuerdo también de forma especial un comentario de una clase de biología. Trataba sobre la mitosis y diferentes formas de reproducción celular. Lo vimos como la reproducción primigenia o cómo generar vida de forma que un ser vivo pueda dar lugar a más de uno. Por cierto, he aquí un interesante artículo acerca de un descubrimiento de unos científicos japoneses. Pero eso era algo más o menos evidente, tienes un ser vivo y tras la división tienes dos, tampoco hay que ser un genio para entenderlo. Así empezaron los microorganismos en la sopa caliente que era nuestra tierra hace millones de años y gracias a eso consiguieron colonizarla entera. Lo interesante fue cuando el profesor dijo ... que el proceso daba lugar a la muerte. Es cierto, la primera célula que se reprodujo fue la primera que se condenó a la muerte. Una vez que todo la sopa estuviera llena de estrellitas, era cuestión de tiempo que la lucha por los recursos diera lugar a la fagocitación de las unas a manos de las otras. Esto recuerda ciertamente a alguna de las enseñanzas de las filosofías orientales que consideran que los opuestos van cogidos de la mano.

Más adelante, tuve los primeros contactos directos con muertes que tuvieron lugar en el seno de mi familia. Primero mi tía con 53 años, luego mi abuelo con 73 y posteriormente mi tío con 58, si no recuerdo mal. Algo hablé de lo que sentí en una entrada anterior y no voy a repetirme (bastante lo hago ya de forma inconsciente). Posteriormente hace unos 4 ó 5 años, tuvo lugar la tragedia del Kursk. Ciento y pico marineros muertos ahogados en aquel maldito submarino. Nunca había pensado en el suicidio como posibilidad, pero entonces me di cuenta de que era porque nunca había estado lo suficientemente agobiado. Aquel día entendí un poco más a las personas con tendencias suicidas. Mi forma de ser hace que vea a años luz la posibilidad de un suicidio, como mucho en alguna circunstancia de muerte inminente como aquella del Kursk. Yo me preguntaba qué haría yo en una circunstancia así, con segundos de oxígeno, el agua helada paralizando casi tus miembros y sin esperanzas de milagro, simplemente esperando que el agua inunde tus pulmones. Mi lado más hedonista dice que de tener un arma al lado, acabaría con mi sufrimiento. Mi lado más combativo dice que aguantaría hasta el último momento, moriría ahogado agotando hasta el último segundo la improbable posibilidad de que ocurriera algo y me salvara. Sólo puedo decir una cosa, ojalá no me vea nunca en ese trance.

Ya con esto llego a la última vez que he tenido la oportunidad de reflexionar sobre la muerte, que ha sido ahora con el libro. Uno de los aspectos filosóficos que más me ha llamado la atención es cómo trata el tema cada uno. En general, cada filosofía intenta tratar con la muerte de la mejor forma posible, pero admitiendo que no tienen conocimiento material de lo que hay detrás. En el mejor de los casos conjeturan lo que puede haber y en base a eso te preparan. Así por ejemplo tenemos los que creen en la transmigración de las almas o reencarnación (comenta además, que los primeros cristianos creían en ello) y bueno sin ir más lejos las religiones cristianas hablan de un día del Juicio Final y una nueva vida eterna. Sin embargo, lo que me ha llamado profundamente la atención es que los tibetanos dicen que conocen lo que hay detrás de la muerte, tienen (de alguna forma) conocimiento empírico de ello y preparan a sus discípulos para el camino.

La verdad es que me ha gustado el libro, no lo considero de una utilidad extrema pero sí bastante interesante. Creo que puede ayudar a abrirte horizontes. Como dije en aquella primera entrada, puede estar bien como libro para ojear de vez en cuando. Además, aunque sea a nivel básico, puedes ver diferentes planteamientos a los tuyos propios, o tus propios planteamientos pero vistos desde otro ángulo diferente. Algunos de ellos te sorprenderán como éste que acabo de comentar de los tibetanos. Comentaba Zuriñe en aquella entrada que lo había leído y le parecía una introducción a la filosofía con aspecto de autoayuda. Yo después de leerlo me reafirmo en mis impresiones. Para mí es un libro de autoayuda que incluye una introducción al mundo de la filosofía. Está escrito fundamentalmente para que o se venda como autoayuda o atraiga pacientes a las consultas de estos consejeros filosóficos. Además está claramente dirigido a un público norteamericano como se desprende de muchos pasajes del libro, las preocupaciones de la gente, los profesionales y organizaciones y los datos aportados por ejemplo. Con estos datos, ya cada cual que decida.

Bueno, creo que por hoy ya está bien. Nos vemos.

Un saludo, Domingo.

3 Comments:

Blogger Portobello said...

En este párrafo has puesto demasiadas cosas de las que hablar aunque bien reducidas a una: la muerte. Tema peliagudo del que nunca vamos a encontrar respuestas pero si miles de preguntas. Gracias por tener la deferencia de nombrarme, si bien creo que le libro es aconsejable leerlo. Aunque es muy comercial, es una manera de conocer algo de la filosofia que mucha gente nunca llegará a leer si no es por medio de estos best-seller. Yo no sólo lo leí, lo poseo, está en mi biblioteca. Tema ese el del suicidio. Quién sabe como actuaremos llegado un momento como el del submarino? nadie lo sabe hasta que no está allí. Yo siempre he pensado que me quiero morir antes que todos mi seres queridos, hasta antes que mi perra. Soy demasiado sensible para resistir pérdidas, no sé que va a ser de mi cuando un momento así llegue. Un abrazo

7:40 p. m.  
Blogger Vicente Torres said...

Domingo:
Te leo hoy, día uno de noviembre, en que tantos recuerdos te vienen a la memoria y en tantas otras cosas discurres. Como bien sabes observar, resulta más doloroso pensar en la muerte de los demás que en la propia.
Saludos,

6:49 p. m.  
Blogger Domingo said...

@Zuria: el ser humano tiene una fuerza interior descomunal que lamentablemente sólo suele manifestarse en los malos momentos. En el hipotético caso de que llegara el mismo, encontrarías la tuya que no me cabe la menor duda que la tienes.

@Vicente: cuando lo publiqué no era consciente de que al día siguiente era uno de noviembre. Espero no haber molestado a nadie con este tema. De haber caído quizás me hubiera esperado, no en vano tenía pensado escribir sobre el tema desde hacía algunos días y por unas causas u otras lo había pospuesto un par de veces.

Un saludo, Domingo.

11:19 p. m.  

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