Velocidad y alcohol y ...
Este sábado jugamos al fútbol, como todos los sábados. También como todos los sábados fui y vine en bici (a ver cuánto dura porque ya empieza a hacer frío por las mañanas ). A la vuelta, generalmente, no vuelvo solo; me acompaña Pepe, una fuerza de la naturaleza que a sus 64-65 años mantiene una forma física que ya la querría yo para mí ... ahora.
Pues como todos los sábados enfilamos nuestras bicis cuesta arriba y pedaleando, pedaleando, en unos 15 minutos yo voy llegando a casa mientras que a él le queda todavía un pequeño trecho hasta la suya. ¿Qué hacemos en ese tiempo?, pues lo normal, entre pedal y pedal vamos charlando de lo que toque. Y esta vez tocó hablar de Víctor.
¿Te acuerdas de Víctor?, me dijo. "El primo de Iván que se venía a veces a jugar con nosotros al fútbol en el sitio en el que jugábamos antes. ¿Sabes lo que le ha pasado?".
"Sí" respondí yo, "claro que me acuerdo. Pero no, no sé nada."
"Pues que se ha matado. Hace poco en Marbella con una moto de éstas grandes, se salió de una curva y allí se quedó. Iba con la novia y creo que ella se salvó pero él no tuvo tanta suerte".
Pues no, no sabía nada. Ya estuvimos hablando del tema, de la familia, de las aficiones del chaval. Era un tío bastante alto y fuerte, como un castillo. No jugaba mal al fútbol, por supuesto bastante mejor que yo. Era muy competitivo y echado para adelante. Al menos así lo recuerdo. También lo recuerdo como a un chico al que le gustaban la velocidad y las juergas (por alguna conversación que tuviera con el resto de los chavales). Tendría probablemente 18-19 años cuando yo lo conocí. Se iba voluntario al ejército, de profesional quizás para luego meterse en la Guardia Civil. Es más hablé hace poco de un partido de fútbol de aquella época. La entrada de "Recuerdos Indelebles". Pues es posible que él jugara aquel partido. Después esporádicamente creo que lo había visto no sé si con algún coche o alguna moto de gran cilindrada. pero no me podía imaginar que le había pasado algo así.
Pensé en la familia, Pepe me dijo que los padres estaban fatal, al borde de perder la razón. Andaban liados de psicólogos y tal. Lo normal. Un chaval de unos 24-25 años, alto, fuerte, saludable y con toda la vida por delante. Una vida cercenada de esa forma ... Vienen a mi mente dos frases, la primera de una conversación que mantuve hace unos meses hablando de un tema parecido. Por lo visto salió en un capítulo de "A 2 metros bajo tierra". Decía algo así:
"La persona que pierde un padre se llama 'huérfano'. En cambio, para la que pierde un hijo no hay ningún nombre pues ninguna palabra es capaz de expresar el dolor que embarga al padre o madre que sobrevive a su hijo".
La segunda la he escuchado más veces, "Ningún padre debería sobrevivir a un hijo", por supuesto entendida como que las personas no deben morir jóvenes y mucho menos de niños. La última vez que la escuché fue en la película de Jennifer López y Robert Redford "Una vida por delante".
No es natural, ya lo comenté hace poco con respecto a otro hecho luctuoso. Y además en este caso los padres pensarán que se podía haber evitado. Probablemente estarán maldiciendo el día en que le compraron la primera moto o le permitieron que la comprase. Esperemos que consigan, si no superarlo, al menos dejar de culparse y que lo lleven lo mejor posible.
Había empezado con la intención de hablar acerca de la velocidad, el alcohol y sus funestas consecuencias, no lo he hecho directamente pero creo que queda bien claro. No sé cuáles fueron las circunstancias, por los antecedentes es bastante probable que la velocidad y el alcohol se pasaran por Marbella aquella noche. De todos modos ya da igual, todos hemos tenido sustos con el coche y nos hemos dado cuenta de lo fácil que es pasar de un momento de cotidianidad a uno en el que tu vida puede peligrar. Sólo queda esperar que nos concienciemos y extrememos las precauciones y las convirtamos en costumbres. Acabo de escuchar los datos de muertos en carretera de este fin de semana, otro fin de semana trágico más. Más de 40 personas incluidos una familia, han muerto los dos padres y los tres hijos de 6,7 y 9 años.
Una sangría de vidas que hasta ahora no hemos conseguido parar. Ni con campañas duras, ni con campañas más suaves. Nada, parece que no hay manera.
Un saludo, Domingo.
Pues como todos los sábados enfilamos nuestras bicis cuesta arriba y pedaleando, pedaleando, en unos 15 minutos yo voy llegando a casa mientras que a él le queda todavía un pequeño trecho hasta la suya. ¿Qué hacemos en ese tiempo?, pues lo normal, entre pedal y pedal vamos charlando de lo que toque. Y esta vez tocó hablar de Víctor.
¿Te acuerdas de Víctor?, me dijo. "El primo de Iván que se venía a veces a jugar con nosotros al fútbol en el sitio en el que jugábamos antes. ¿Sabes lo que le ha pasado?".
"Sí" respondí yo, "claro que me acuerdo. Pero no, no sé nada."
"Pues que se ha matado. Hace poco en Marbella con una moto de éstas grandes, se salió de una curva y allí se quedó. Iba con la novia y creo que ella se salvó pero él no tuvo tanta suerte".
Pues no, no sabía nada. Ya estuvimos hablando del tema, de la familia, de las aficiones del chaval. Era un tío bastante alto y fuerte, como un castillo. No jugaba mal al fútbol, por supuesto bastante mejor que yo. Era muy competitivo y echado para adelante. Al menos así lo recuerdo. También lo recuerdo como a un chico al que le gustaban la velocidad y las juergas (por alguna conversación que tuviera con el resto de los chavales). Tendría probablemente 18-19 años cuando yo lo conocí. Se iba voluntario al ejército, de profesional quizás para luego meterse en la Guardia Civil. Es más hablé hace poco de un partido de fútbol de aquella época. La entrada de "Recuerdos Indelebles". Pues es posible que él jugara aquel partido. Después esporádicamente creo que lo había visto no sé si con algún coche o alguna moto de gran cilindrada. pero no me podía imaginar que le había pasado algo así.
Pensé en la familia, Pepe me dijo que los padres estaban fatal, al borde de perder la razón. Andaban liados de psicólogos y tal. Lo normal. Un chaval de unos 24-25 años, alto, fuerte, saludable y con toda la vida por delante. Una vida cercenada de esa forma ... Vienen a mi mente dos frases, la primera de una conversación que mantuve hace unos meses hablando de un tema parecido. Por lo visto salió en un capítulo de "A 2 metros bajo tierra". Decía algo así:
"La persona que pierde un padre se llama 'huérfano'. En cambio, para la que pierde un hijo no hay ningún nombre pues ninguna palabra es capaz de expresar el dolor que embarga al padre o madre que sobrevive a su hijo".
La segunda la he escuchado más veces, "Ningún padre debería sobrevivir a un hijo", por supuesto entendida como que las personas no deben morir jóvenes y mucho menos de niños. La última vez que la escuché fue en la película de Jennifer López y Robert Redford "Una vida por delante".
No es natural, ya lo comenté hace poco con respecto a otro hecho luctuoso. Y además en este caso los padres pensarán que se podía haber evitado. Probablemente estarán maldiciendo el día en que le compraron la primera moto o le permitieron que la comprase. Esperemos que consigan, si no superarlo, al menos dejar de culparse y que lo lleven lo mejor posible.
Había empezado con la intención de hablar acerca de la velocidad, el alcohol y sus funestas consecuencias, no lo he hecho directamente pero creo que queda bien claro. No sé cuáles fueron las circunstancias, por los antecedentes es bastante probable que la velocidad y el alcohol se pasaran por Marbella aquella noche. De todos modos ya da igual, todos hemos tenido sustos con el coche y nos hemos dado cuenta de lo fácil que es pasar de un momento de cotidianidad a uno en el que tu vida puede peligrar. Sólo queda esperar que nos concienciemos y extrememos las precauciones y las convirtamos en costumbres. Acabo de escuchar los datos de muertos en carretera de este fin de semana, otro fin de semana trágico más. Más de 40 personas incluidos una familia, han muerto los dos padres y los tres hijos de 6,7 y 9 años.
Una sangría de vidas que hasta ahora no hemos conseguido parar. Ni con campañas duras, ni con campañas más suaves. Nada, parece que no hay manera.
Un saludo, Domingo.
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