jueves, noviembre 09, 2006

Hipotecas

A falta de menos de una semana para que me revisen la mía y a falta de unas horas para que otra persona firme la suya me he decidido a escribir. No tenía pensado hacerlo, ayer de hecho ni me apetecía, pero así va cambiando uno de parecer. Y es que parece que no sólo la mujer es voluble como una pluma al viento, que dijo Verdi en su Rigoletto.

Pero el caso es que las cosas cambian, como los tipos de interés de las hipotecas y las cuotas asociadas, cuota que en mi caso subirá en torno a 70 euros según la última estimación. Las cosas cambian, como el Firefox 2 que ahora incorpora un diccionario que comprueba la ortografía de lo que escribo automáticamente y que implica que luego no necesitaré copiar en el Word para que me corrija.

Las cosas cambian, como cambia nuestro domicilio habitual. De hecho, aunque mi madre no lo sabe todavía, mañana dormiré en mi casa. Aprovecharé que tengo reunión de vecinos para pasar por primera vez la noche en mi propia casa. Además, con un poco de suerte, saldré a correr por la playa ya que según parece, no es sólo a mí a quien sienta bien sino a algún malhadado lector :-P.

Y por último, las cosas cambian, así como cambia tu opinión de las personas, o tu consideración o simplemente las circunstancias. Hoy apareció ella. La versión oficial decía que no quería hacerlo para no darme falsas esperanzas. En realidad la versión oficial estaba atrasada pues hace tiempo que yo sabía que las falsas esperanzas me las daba y me las quitaba yo. Las reales murieron, muy probablemente, tiempo atrás. Quizás dos meses atrás. Y bueno, ahí apareció, ignoro si expectante para ver si yo movía ficha. Aunque probablemente ni eso. El caso es que se vuelve a repetir la típica a la par que tópica frase que habla acerca de una bonita amistad. Y el caso también es que ahora viene a mi cabeza otra frase que de vez en cuando dice un compañero de trabajo: "si quieres un amigo, cómprate un perro".

A ver, ése no es precisamente mi estilo. Quizás debiera serlo, pero como por ahora no lo es, mi respuesta, la respuesta que tantas veces he gritado en mi cabeza, es que yo no voy a descartar una amistad, sin embargo la amistad es cosa de dos (lo otro también), en igualdad y son ambos los que no deben dejar que la hierba crezca de camino a la casa del otro. Con una particularidad, yo no tengo ganas de hacer el camino así que ya sabe lo que toca. Y es que parece que al final nadie queda a salvo de hipotecas. Es más, la hierba entre las dos casas sigue intacta y apostaría que así seguirá durante un tiempo que puede ser incluso largo.

Por cierto y antes de acabar, precisamente esta tarde estuve hablando con la persona que previó mi fracaso (fracaso que a simple vista hasta yo preveía). Aparte de resultarme gracioso el hecho de que casi me pidiera perdón y que me dijera que la próxima vez intentaría callarse sus pensamientos, aparte de eso me preguntó si no sería yo demasiado "mañoso", epíteto que no sabía yo si traducir por "licencioso" o por "pesado". Al final, parece ser que se refería a éste último. Tras pensarlo mínimamente llegué a la conclusión de que no. A ver, quizás haya podido serlo en términos relativos, pero no creo haberlo sido en términos absolutos. La explicación que le di pareció que era satisfactoria, quedando yo como un no "mañoso" o no "muy mañoso". Y antes de despedirse, lo que sí ha hecho es aconsejarme que lo intente en distancias más cortas, algo que además de lógico y casi obvio, en mi caso parece más que indicado ... por lo menos, que pasen el mal rato ;-).

Un saludo, Domingo.