sábado, julio 29, 2006

Yo ya no juego

Llegué ayer procedente del trabajo, y me encontré con la sorpresa de que mi prima había dejado al niño en mi casa mientras ella hacía unas cosas. El niño en cuestión es un diablillo de tres años y medio, diablo si olvidamos la edad y miramos la estatura. Tiene además un piquito de oro que en caso de mantenerlo, y teniendo en cuenta que llegará holgado a los dos metros, le garantizará un gran éxito entre el público femenino.

Pero bueno, ciñéndonos al caso, mientras yo me dirigía a despojarme del mono de faena, esto es los pantalones de pinza y la camisa lisa de mangas cortas, él me acompañaba hasta el cuarto. Una vez allí mantuvimos una breve e ilustradora conversación que deja bien a las claras cómo piensa él y cómo pienso yo. Tuvimos además la suerte de contar con un amigo imaginario de ambos que nos hizo de intérpretes, pues como ya se sabe, no es el mismo el idioma infantil y el adulto.

Este amigo imaginario tuvo además la delicadeza de guardar una trascripción de la conversación y mandármela por correo imaginario ordinal, ya que la conexión imaginaria a internet es bastante lenta y desespera a cualquiera. En fin, vamos a leerla:

  • Leo: ¿Tienes juguetes?
  • Yo*: A.I. ¿Qué quiere decir Leo?.
  • A.I.*: Dice que si le vas a dejar alguno de los juguetes de la estantería, de ésos que siempre le dejáis cuando viene.
  • Yo*: Ahhh, vale.
  • Yo: Pues no, no tengo juguetes. Yo ya soy grande y ya no juego.
  • Leo*: A.I., ¿qué dice éste ahora? ¿qué le pasa en la boquita?.
  • A.I.*: Dice que si quieres jugar te lo vas a tener que currar un poco más.
  • Leo*: "Marditos adurtos". Lo que hay que hacer para poder jugar un rato. En fin allá vamos.
  • Leo: Pues yo sí.
  • Yo*: A.I. ¿y ahora qué ha dicho?.
  • A.I.*: Que te dejes de rollos y le des ya algún juguete.
  • Yo*: Gotcha.
  • Yo: ¿Sí?. Vale, ¿a ver qué juguete quieres?
  • Leo: El burro!!!! ( por si cupiera duda, el burro es de juguete, no soy yo).
Leyenda: Yo= yo; Leo = Leo, A.I. = Amigo Imaginario; *= Conversación imaginaria.

¿Qué se puede extraer de tan peculiar conversación?. Pues varias cosas; la primera es que
entre otras cosas, creo firmemente en la frase de Michel Eyquem de Montaigne, "Los juegos infantiles no son tales juegos, sino sus más serias actividades." ;-). La segunda es que Leo se toma en serio lo de aprender a ser mayor. Y la tercera es que mis hijos, si alguna vez los tengo, van a tener que sudar tinta para conseguir que yo haga algo :-D ... aunque a quién vamos a engañar, esto es evidentemente falso. La batalla contra los hijos es una batalla perdida a poco que tengas un mínimo de alma.

A pesar de todo, lo que hasta ahora he escrito no es más que un preludio de lo que en realidad quería comentar. Y no es más que las diferentes estructuras mentales por las que pasamos/ que adquirimos en nuestra vida. Cuando somos niños, nuestros pensamientos son muy directos, van al grano, se dice que no saben mentir y si se les presenta un complejo nudo, lo cortan cual Alejandro con su nudo gordiano. Conforme crecemos vamos aprendiendo a hacer nudos, y a deshacerlos y vamos perdiendo "la verticalidad" en el sentido futbolístico de la expresión. Por último cuando llegamos a tener una cierta edad ... pongamos que treinta años menos veintiséis días, nos puede llegar a costar salirnos aunque sólo sea momentáneamente de esa forma de pensar inercial que vamos asumiendo a lo largo de la vida. Para edades superiores podría hablar, pero sería de forma totalmente teórica así que prefiero guardar un prudente silencio:-).

En cierta forma nuestro pensamiento se va construyendo como construimos un programa informático (soy consciente de que habrá personas que tras esta afirmación se quedarán igual). Es decir, vamos viendo cosas que funcionan y que usamos frecuentemente, en ese momento las encapsulamos en una función y a partir de entonces nos limitamos a llamar a la función y que la función se ejecute de forma automática. Un símil quizás más comprensible es la automatización de movimientos que realizamos cuando vamos aprendiendo a conducir. Al principio tenemos que pensar en arrancar, pisar el embrague, meter la marcha, soltar suavemente el embrague, acelerar ... etc. Tras un entrenamiento mayor o menor dominamos dicha suerte, pasándola al cajón de suertes dominadas de las que hacemos uso cuando nos resulta necesario. En particular una vez que entramos en el coche, activamos el "modo driver" y "palante".

Cuando nos movemos en la vida, rara vez hacemos uso de algo que no sea un "modo algo". Y cuando no lo hacemos, en general no solemos tener mucho éxito pues como cualquier cosa que vemos/aprendemos por primera vez, el número de errores que cometemos es siempre mayor.
Pero eso nos va dejando también menos oportunidades para ser realmente como somos, o como éramos. Lo cual no está mal, aunque tampoco bien, cuestión de gustos.

Y también nos impide conocer o reconocer realidades diferentes. Como si fueras y vinieras al trabajo todos los días por autovía y nunca probáramos rutas alternativas que nos pueden descubrir interesantes cambios en la ciudad, o poniéndonos románticos, un sitio con una vista increíble.

Imagino que todo habrá quedado más o menos claro. Tan sólo queda una duda. ¿Sirve de algo una aproximación no convencional a un problema convencional?. Y no hablo de Israel bombardeando Líbano. Y hasta aquí puedo leer.

Un saludo, Domingo.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Pues si, las fases del aprendizaje son esas, a saber:

La incomeptencia incosciente (no sabes algo y no sabes lo mal que lo haces)

La incompetencia consiente (No haces algo bien, pero realemnte te das cuenta de lo malo que eres, esta es la del primer día al volante, todos lo hemos vivido)

La competencia consciente (Ya lo haces bien, perot ienes que pensar todo lo que haces, a saber, pisar embrague, meter primera, soltar lentamente embrague mientras se pisa despacio el acelerador)

Competenci incosciente (el conocieminto se encapsula dentro de la función, y ya eres capaz incluso de cantar las caciones de la radio mientras conduces, o, aunque esté feo decirlo, prestarle atención a la conversación del móvil mientras vas a 120)

Muy curioso el cerebro... deberíamos buscarnos nosotros atmbién un "compilador" del lenguaje proteínico ;)

Un beso

1:23 p. m.  
Blogger Domingo said...

Ummm,

muy interesante. Prometo citar tu nombre cuando lo saque a relucir, o plagiarte vilmente si el incipiente Alzheimer hace que me olvide de quién me lo contó :-D.

En cuanto a las fases, tú y yo conocemos a más de uno que se quedó en la fase de incompetencia completa; sin necesidad de dirimir si es consciente o inconsciente ;-).

Un saludo, Domingo.

4:17 p. m.  

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