Se me agria el carácter
Se me agria el carácter, o al menos eso creo. Tengo reacciones que no por lógicas dejan de ser nuevas o relativamente nuevas en mi repertorio. Nunca he sido muy dado a ser agresivo en mis respuestas (discutir, eso ya es otra cosa). Sin embargo en los últimos tiempos he podido reconocer en mí varias de esas respuestas agresivas.
La primera que recuerdo fue en aquella reunión de vecinos en la que la vecina problemática habló de mi balcón. Viendo que aquello parecía prometer una discusión sin mucho sentido y de la que no íbamos a sacar nada en claro, puse pie en pared y sentencié diciendo que teniendo en cuenta que no hay dos iguales, si a mí me obligaban a quitar el balcón, todos los demás debían adaptarse a lo marcado. Una respuesta de uso típico y tópico para cualquier reunión de vecinos. Que yo recuerde era la primera vez que amenazaba verbalmente con tomar alguna represalia, aunque pudiera estar equivocado.
Y hace unos días, antesdeayer de hecho, he tenido ocasión de saltar o estar a punto. Jugando al fútbol salté. Estaba en mi equipo un argentino que lleva jugando con nosotros varias semanas y en cada partido se dirige a los demás como si fuera el entrenador, denunciando lo que a su juicio son fallos de cada uno, menos de él mismo, claro está. El caso es que no llevábamos ni un par de minutos de partido y ya estaba corrigiendo a un amigo mío y como yo no estaba dispuesto a que eso siguiera así durante el resto del partido, empecé yo a reprocharle lo que él hacía mal (a mi juicio).
Ahí empezó la guerra. Él respondió con esa frase que ciertas personas tienen tan a mano en estos casos: "No te lo tomes como una crítica es para que mejoremos y ... the usual yadda yadda". Yo le respondí que se fijara también en sus fallos, fallos que él por supuesto no veía pues su concepto del fútbol era ligeramente diferente del mío. Algo que dejó plenamente claro cuando me dijo: "¿no sabes que en todos los equipos tiene que haber un técnico?. Vaya por Dios, sin pedirlo, acababa de encontrar entrenador para mi equipo. Así que le respondí que no sólo uno, que a veces más de uno, refiriéndome irónicamente a que dentro de cada persona hay un entrenador. Como la ironía no fue muy obvia, dudo que la pillara, aunque tampoco es que me importe.
Poco después volví a recriminarle una acción en la que tiró a puerta siendo el último defensa y teniendo un compañero a cada lado a quien poder pasar. Por supuesto en ese momento era imperativo tirar a puerta, y como yo no supe entenderlo se despachó diciéndome que "dejara de romperle los huevos", la versión argentina de nuestro "dejar de tocar los huevos". Aquí tomé yo cumplida venganza al decir: "No te lo tomes como una crítica es para que mejoremos y ... the usual yadda yadda"
Así seguimos más o menos durante todo el partido (que por cierto ganamos holgadamente), él no sé pensando en qué, pero yo ciertamente decidido a que ninguna crítica que él hiciera le saliera gratis. En una de las últimas se dirigió al resto y dijo que yo había aprendido fútbol por internet. Mi contestación fue que "Los que no hemos tenido la suerte de aprender en la Universidad de Buenos Aires nos tenemos que conformar con aprender por internet".
Creo que más o menos ésos fueron los momentos más interesantes. Esta conversación fue lo que me llevó a plantearme si no debería dejar un poco de lado el placer que obtengo discutiendo y sobre todo, si no tendré un xenófobo dentro de mí. Me gusta pensar que no y que lo que he hice con este hombre no lo he hecho con otros de los que juegan con nosotros porque llevamos jugando muchísimos años juntos y ya sabemos todos del pie que cojeamos mientras que este hombre jugaba su tercer partido con nosotros y ya estaba enseñándonos fútbol ... argentino por supuesto pues ya tuvo a bien comentar que basándose en la idea que yo tenía del fútbol, no era de extrañar cómo le iba a la selección nacional española.
Eso y otro incidente en el que de nuevo un argentino novato ponía en evidencia a su compañero delante de un cliente (que en este caso era yo) dicen que va a ser verdad que hay por ahí mucho representante de los chistes típicos de argentinos.
Y me falta el colofón. El vecino del bajo. Es el mismo que se negó a dejar tendida la ropa a la puerta de la casa a la vista de todo el mundo diciendo que no a todo lo que se le proponía y sin dar a su vez ni una sola opción. El caso es que bajo un mueble que voy a tirar, lo estoy sacando del ascensor cuando llega mi vecino y mientras entra a su casa me dice:
Bueno, al menos esta vez me contuve. Aunque creo que si no hubiera aparecido el presidente y el hombre se hubiera enquistado en su postura, yo no hubiera tenido más remedio que sacar a relucir que por un lado no sabía por qué se tomaba tanta preocupación por el ascensor, ascensor que él no utilizaba y no se preocupaba por la ropa tendida que le han dicho ya varias veces que quite y él no la quita.
Resumiendo, se me está agriando el carácter y me voy ya a la cama que es tarde.
Un saludo, Domingo.
La primera que recuerdo fue en aquella reunión de vecinos en la que la vecina problemática habló de mi balcón. Viendo que aquello parecía prometer una discusión sin mucho sentido y de la que no íbamos a sacar nada en claro, puse pie en pared y sentencié diciendo que teniendo en cuenta que no hay dos iguales, si a mí me obligaban a quitar el balcón, todos los demás debían adaptarse a lo marcado. Una respuesta de uso típico y tópico para cualquier reunión de vecinos. Que yo recuerde era la primera vez que amenazaba verbalmente con tomar alguna represalia, aunque pudiera estar equivocado.
Y hace unos días, antesdeayer de hecho, he tenido ocasión de saltar o estar a punto. Jugando al fútbol salté. Estaba en mi equipo un argentino que lleva jugando con nosotros varias semanas y en cada partido se dirige a los demás como si fuera el entrenador, denunciando lo que a su juicio son fallos de cada uno, menos de él mismo, claro está. El caso es que no llevábamos ni un par de minutos de partido y ya estaba corrigiendo a un amigo mío y como yo no estaba dispuesto a que eso siguiera así durante el resto del partido, empecé yo a reprocharle lo que él hacía mal (a mi juicio).
Ahí empezó la guerra. Él respondió con esa frase que ciertas personas tienen tan a mano en estos casos: "No te lo tomes como una crítica es para que mejoremos y ... the usual yadda yadda". Yo le respondí que se fijara también en sus fallos, fallos que él por supuesto no veía pues su concepto del fútbol era ligeramente diferente del mío. Algo que dejó plenamente claro cuando me dijo: "¿no sabes que en todos los equipos tiene que haber un técnico?. Vaya por Dios, sin pedirlo, acababa de encontrar entrenador para mi equipo. Así que le respondí que no sólo uno, que a veces más de uno, refiriéndome irónicamente a que dentro de cada persona hay un entrenador. Como la ironía no fue muy obvia, dudo que la pillara, aunque tampoco es que me importe.
Poco después volví a recriminarle una acción en la que tiró a puerta siendo el último defensa y teniendo un compañero a cada lado a quien poder pasar. Por supuesto en ese momento era imperativo tirar a puerta, y como yo no supe entenderlo se despachó diciéndome que "dejara de romperle los huevos", la versión argentina de nuestro "dejar de tocar los huevos". Aquí tomé yo cumplida venganza al decir: "No te lo tomes como una crítica es para que mejoremos y ... the usual yadda yadda"
Así seguimos más o menos durante todo el partido (que por cierto ganamos holgadamente), él no sé pensando en qué, pero yo ciertamente decidido a que ninguna crítica que él hiciera le saliera gratis. En una de las últimas se dirigió al resto y dijo que yo había aprendido fútbol por internet. Mi contestación fue que "Los que no hemos tenido la suerte de aprender en la Universidad de Buenos Aires nos tenemos que conformar con aprender por internet".
Creo que más o menos ésos fueron los momentos más interesantes. Esta conversación fue lo que me llevó a plantearme si no debería dejar un poco de lado el placer que obtengo discutiendo y sobre todo, si no tendré un xenófobo dentro de mí. Me gusta pensar que no y que lo que he hice con este hombre no lo he hecho con otros de los que juegan con nosotros porque llevamos jugando muchísimos años juntos y ya sabemos todos del pie que cojeamos mientras que este hombre jugaba su tercer partido con nosotros y ya estaba enseñándonos fútbol ... argentino por supuesto pues ya tuvo a bien comentar que basándose en la idea que yo tenía del fútbol, no era de extrañar cómo le iba a la selección nacional española.
Eso y otro incidente en el que de nuevo un argentino novato ponía en evidencia a su compañero delante de un cliente (que en este caso era yo) dicen que va a ser verdad que hay por ahí mucho representante de los chistes típicos de argentinos.
Y me falta el colofón. El vecino del bajo. Es el mismo que se negó a dejar tendida la ropa a la puerta de la casa a la vista de todo el mundo diciendo que no a todo lo que se le proponía y sin dar a su vez ni una sola opción. El caso es que bajo un mueble que voy a tirar, lo estoy sacando del ascensor cuando llega mi vecino y mientras entra a su casa me dice:
- Mucho peso has metido ahí.
- ¿Mucho peso? (respondo extrañado)
- ¿Qué has dicho? (lo pregunta, con un tono que daba a entender que yo había esperado a que él se metiera para murmurar mi respuesta, su mujer le dice lo que he dicho y él sale de nuevo. No pude dejar de pensar que siempre me ha recordado a un familiar problemático).
- Esto debe pesar 20 ó 30 kilos (lo estoy sosteniendo en mis brazos) como mucho y conmigo eso deben ser menos de 120 kilos, menos del peso de dos personas. (el ascensor es el típico de 4 personas, 300 kilos)
- Ya, pero es que el ascensor no es un montacargas.
- Ya sé que no es un montacargas pero el peso es menor que el de dos personas.
- No si yo no hablo del peso, digo que el ascensor es de todos y si metemos bultos grandes ahí pues se araña y luego nadie ha sido. Por eso te he dicho que has metido mucha carga, no me refería al peso sino al volumen. Pero que no quiero polemizar es simplemente un comentario.
- (Vaya por Dios, ya estamos con que la abuela fuma porros que diría el otro) Yo creo que has dicho peso y por eso me ha extrañado pero vamos que da igual, precisamente por eso he tenido el máximo cuidado, lo he metido de forma que no toca nada y no te preocupes que si tengo que bajar algo lo haré siempre con cuidado. Lo que también comprenderás es que no voy a bajar esto por las escaleras para caerme (hice referencia a la seguridad pues una de las razones que el argumentó para secar la ropa fuera de casa era la humedad que provocaba y cómo él no podía jugar con la salud de su hijo).
Bueno, al menos esta vez me contuve. Aunque creo que si no hubiera aparecido el presidente y el hombre se hubiera enquistado en su postura, yo no hubiera tenido más remedio que sacar a relucir que por un lado no sabía por qué se tomaba tanta preocupación por el ascensor, ascensor que él no utilizaba y no se preocupaba por la ropa tendida que le han dicho ya varias veces que quite y él no la quita.
Resumiendo, se me está agriando el carácter y me voy ya a la cama que es tarde.
Un saludo, Domingo.
3 Comments:
ay!, Domingo, los años no pasan en valde, y ya lo dice el refrán, sabe mas el diablo por viejo quepor diablo... la experiencia es la que nos hace menos "adpatables" y la que hace que preveyendo los resultados de ciertas cosas cortes por lo sano y "saltes" incluso antes de tiempo... en fin, tempus fugit y no hay nada peor que perder tiempo en estupideces.... en mi opinión, demasiado has tardado, aunque hay cosas que se empiezan a desarrollar de verdad cuendo empiezas a ser jefe :P
Un beso.
Pues si, el argentino futbolero merecia tus represalias, le cogí odio hasta yo y no estaba en mi equipo. A veces me planteo si no deberiamos escoger a los que juegan con nosotros tras un concienzudo examen psicológico, pero entonces empezariamos a las tantas, eso si, evitariamos molestias...
A ver si ahora funcionan los comentarios (la última vez o no funcionarion o no los mandé, que todo puede ser :-D).
El caso es que los comentarios que me han llegado, ya sean por aquí ya sean por otros medios, parecen indicar que efectivamente estoy madurando (a mi edad) y que, otra vez efectivamente, demasiado tiempo he tardado.
Por tanto no me queda sino seguir en esa dirección que parece ser la correcta. Quién sabe si acabaré como aquel chiste cruel: ¿Me da un libro para hacer amigos, calvo de mierda?
Un saludo, Domingo.
Publicar un comentario
<< Home