Segundas oportunidades II
Hace un par de meses escribía al respecto. Hoy me releo, (quizás debería hacerlo más a menudo; coger por ejemplo la costumbre de releer lo que pensaba el año anterior) y me encuentro fundamentalmente de acuerdo en lo principal. Sin embargo, hoy quisiera matizar alguna cosa, aunque pido perdón desde ya por la parte más matemática.
Mi argumento entonces se centró en que al conocer a una persona (ése era el caso que ponía), ésta tiene un 50% de posibilidades de decepcionarte. Aceptábamos que cada persona tiene ese 50% y que no hay ningún tipo de dependencia, es decir, que te decepcione una no implica que la siguiente tenga más o menos posibilidades de decepcionarte. Podría decirse que sí, que tú te encuentras más pesimista y en cierta forma provocas una mayor probabilidad de decepción, pero para nuestro ejemplo consideraremos que esa interacción es como cualquier epsilon que se precie ... despreciable.
Como decía, mi argumento se centra en ese 50% de posibilidades que caracteriza a lo desconocido. Sin embargo, podría ocurrir que la persona o cosa en la que has confiado sea conocida para ti y tú sepas que la probabilidad de decepción es menor, digamos que un 30%. En ese caso lo aconsejable es dar la segunda oportunidad, mucho más que arriesgarte con alguien nuevo al 50% de probabilidades.
¿Y todo esto a cuento de qué? ¿de ella?. No, en este caso no. O sí, pero no esa ella sino la otra ella, la que me sacó sangre hace dos semanas. Como ya comenté, era una chica inexperta que irá perdiendo esa condición gracias entre otros a personas como yo que le sirvamos para refinar la técnica ésa de pinchar en la vena y que salga sangre. Comenté también que era la primera vez en mucho tiempo que me ocurría algo así. Estaba diciendo por tanto que el donar sangre es un acto con una probabilidad altísima de no causar decepción. En mi caso particular, ahora mismo el porcentaje de efectividad de los profesionales de la sanidad está en el 98,5% de actuaciones sin fallo.
Por ese motivo, ayer no tuve problema en volverme a poner en manos de otro de estos profesionales para llevar a cabo la donación de plasma que no pude realizar hace dos semanas. Llegué allí y me encontré con el que es casi ya un amigo, aunque no es demasiado mérito pues con casi todos he debido donar entre digamos que cinco y diez veces. Estuvimos allí hablando, comentando lo de la aguja, él dándole importancia, yo quitándosela y esas cosas. La pobre muchacha que iba a hacer, no me conocía lo suficiente como para pensar que pudo ser queriendo. De otras, en cambio, sí que me lo hubiera planteado :-P. Bueno, que estuvimos allí, la donación se desarrolló sin ningún problema y mientras que en el brazo derecho todavía son visibles los restos del hematoma de hace dos semanas, en el izquierdo apenas se puede distinguir la zona de la punción.
Hay por tanto personas/cosas a los que puede/podría dárseles una segunda oportunidad.
Y ya casi para acabar, una segunda oportunidad vamos a tener durante noviembre/diciembre si todo sigue tal como pinta. Según las primeras informaciones, al acabar esta semana me iré dos de vacaciones. Dos semanas que procuraré emplear en dejar el piso listo para empezar a vivir allí aunque sea a ratos. Y a la vuelta se estará empezando a gestar la nueva fase del proyecto actual en el trabajo. Ya me dijo mi jefe que me preparara, será mucha gente (no sé si tendré que controlarlos yo a todos, si me pondrán a alguien para ayudarme, si tirarán fundamentalmente de novatillos, si el equipo estará compensado ... ¿quién lo sabe?. Lo que sí parece seguro es que serán dos meses intensos y que sobre las Navidades se levanta por tanto una cierta bruma, neblina, nube tóxica que amenaza con felicitarnos las fiestas. En fin, ya se verá si las oportunidades en este caso son de las que se merecen o simplemente de las que no hay más remedio que darlas pues está en juego la letra de la hipoteca :-O.
Un saludo, Domingo.
Mi argumento entonces se centró en que al conocer a una persona (ése era el caso que ponía), ésta tiene un 50% de posibilidades de decepcionarte. Aceptábamos que cada persona tiene ese 50% y que no hay ningún tipo de dependencia, es decir, que te decepcione una no implica que la siguiente tenga más o menos posibilidades de decepcionarte. Podría decirse que sí, que tú te encuentras más pesimista y en cierta forma provocas una mayor probabilidad de decepción, pero para nuestro ejemplo consideraremos que esa interacción es como cualquier epsilon que se precie ... despreciable.
Como decía, mi argumento se centra en ese 50% de posibilidades que caracteriza a lo desconocido. Sin embargo, podría ocurrir que la persona o cosa en la que has confiado sea conocida para ti y tú sepas que la probabilidad de decepción es menor, digamos que un 30%. En ese caso lo aconsejable es dar la segunda oportunidad, mucho más que arriesgarte con alguien nuevo al 50% de probabilidades.
¿Y todo esto a cuento de qué? ¿de ella?. No, en este caso no. O sí, pero no esa ella sino la otra ella, la que me sacó sangre hace dos semanas. Como ya comenté, era una chica inexperta que irá perdiendo esa condición gracias entre otros a personas como yo que le sirvamos para refinar la técnica ésa de pinchar en la vena y que salga sangre. Comenté también que era la primera vez en mucho tiempo que me ocurría algo así. Estaba diciendo por tanto que el donar sangre es un acto con una probabilidad altísima de no causar decepción. En mi caso particular, ahora mismo el porcentaje de efectividad de los profesionales de la sanidad está en el 98,5% de actuaciones sin fallo.
Por ese motivo, ayer no tuve problema en volverme a poner en manos de otro de estos profesionales para llevar a cabo la donación de plasma que no pude realizar hace dos semanas. Llegué allí y me encontré con el que es casi ya un amigo, aunque no es demasiado mérito pues con casi todos he debido donar entre digamos que cinco y diez veces. Estuvimos allí hablando, comentando lo de la aguja, él dándole importancia, yo quitándosela y esas cosas. La pobre muchacha que iba a hacer, no me conocía lo suficiente como para pensar que pudo ser queriendo. De otras, en cambio, sí que me lo hubiera planteado :-P. Bueno, que estuvimos allí, la donación se desarrolló sin ningún problema y mientras que en el brazo derecho todavía son visibles los restos del hematoma de hace dos semanas, en el izquierdo apenas se puede distinguir la zona de la punción.
Hay por tanto personas/cosas a los que puede/podría dárseles una segunda oportunidad.
Y ya casi para acabar, una segunda oportunidad vamos a tener durante noviembre/diciembre si todo sigue tal como pinta. Según las primeras informaciones, al acabar esta semana me iré dos de vacaciones. Dos semanas que procuraré emplear en dejar el piso listo para empezar a vivir allí aunque sea a ratos. Y a la vuelta se estará empezando a gestar la nueva fase del proyecto actual en el trabajo. Ya me dijo mi jefe que me preparara, será mucha gente (no sé si tendré que controlarlos yo a todos, si me pondrán a alguien para ayudarme, si tirarán fundamentalmente de novatillos, si el equipo estará compensado ... ¿quién lo sabe?. Lo que sí parece seguro es que serán dos meses intensos y que sobre las Navidades se levanta por tanto una cierta bruma, neblina, nube tóxica que amenaza con felicitarnos las fiestas. En fin, ya se verá si las oportunidades en este caso son de las que se merecen o simplemente de las que no hay más remedio que darlas pues está en juego la letra de la hipoteca :-O.
Un saludo, Domingo.
2 Comments:
Independientemente de las probabilidades de éxito, Domingo, yo si creo que siempre hay que dar una segunda oportunidad... y si te soy sincero, es una opinión que se me afianza día a día en el trabajo....
por cierto, besos
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