viernes, marzo 17, 2006

Una tarde de viernes

Curiosa la tarde de viernes, curiosa. Llegué a mi casa a las 4 y media pasadas. Últimamente es la hora más temprana a la que suelo llegar los viernes ya que, aunque teóricamente, salgo a las 3 del trabajo, de facto no salgo hasta casi las 4. La única ventaja es que el tráfico es algo menor, pero bueno.

Estaba llegando a mi casa cuando llegó a mis pies un balón; rodaba cuesta abajo procedente de un colegio, la sección infantil de mi antiguo colegio. Ya en nuestro tiempo nos colábamos (plural de modestia pues yo si no estaba abierto no solía entrar) para ir a jugar al fútbol y cuando se nos escapaba el balón, confiábamos en la buena voluntad de algún viandante, peatón generalmente, que nos lo devolvía. Realmente me he encontrado muchas más veces en la circunstancia de ser yo quien lo reintegraba al terrego de juego pero esto tampoco añade mucho a la historia.

El caso es que hoy llegaba yo tras 8 horas seguidas de trabajo, sin haber comido y veo un balón que de no detenerlo yo, o ser detenido por mí, depende de a quién otorguéis mayor protagonismo en la historia, al balón o a mí, llegaría quién sabe dónde (recuérdese lo de cuesta abajo). Así que detuve el movimiento rotatorio del esférico redondo. El hecho de que el control me saliera muy corto no me animó mucho, pero tampoco me arredré y con otros tres toques ,igual de cortos, llegué a la altura de una farola ... donde dejé descansando al viajero balón.

Empecé a ver los ademanes de los futbolistas indicándome que era suyo y que por favor se lo devolviese (seguro que el por favor lo pensaban y lo decían, no me cabe la menor duda). No sé qué tipo de reacción esperaban, pero esta vez creo que tuvieron mala suerte (momentánea). Con los mismos ademanes, yo les indiqué que el balón, a pesar de estar situado sobre un plano inclinado y de no ser la fuerza de rozamiento lo suficientemente intensa como para mantenerlo quieto, esta vez se encontraba apoyado sobre una farola, de forma que el vector peso, una vez descompuesto en sus correspondientes vectores, no era lo suficiente como para llevarse la farola por delante. Dicho de otra forma, que muy probablemente aguantaría allí hasta que alguno de ellos fuera a recogerlo, mientras que yo me dirigía a mi casa a comer ... que ya era hora.

Ellos quizás no entendieron toda la explicación, pero confío en que se quedaran con lo fundamental. En cualquier caso, tampoco hizo mucha falta pues otro peatón, con el corazón herido probablemente por mi falta de sensibilidad, recogió el balón segundos después y dotado de una segunda juventud salió trotando en dirección al colegio deseoso de golpear el balón con todas sus fuerzas y demostrar que podía pasar fácilmente la valla que lo separaba de mis aprendices de física. Ignoro si lo consiguió al primer intento, si inició el movimiento del balón con sus pies o sus manos (aunque la pose me hacía pensar que ardía en deseos de patearlo, me da que debió ganar su sentido común y tras acercarse lo suficiente, lo hizo llegar cual si fuera balón de baloncesto en vez de fútbol.

Y poco más que contar de ese episodio. Simplemente me apetecía regodearme en tan intrascendente historia jejeje. Llegué a mi casa, comí y ... me puse con el ordenador. Reenvié la mitad de lo reenviable. O mejor dicho, la mitad de la mitad, pues otra tanda de unos 10-15 correos permanece ahí en la bandeja de entrada esperando que un día de éstos, quizás mañana, quizás pasado, yo los reenvíe a alguien. Y de la mitad de la mitad que reenvié ... sólo la mitad ha sido en realidad reenviada pues, a pesar de que han pasado varias horas, mi conexión ( y mi empecinamiento en no quitar el emule donde el dvd del Knoppix que me estoy bajando ha pasado ya del 50% y sigue ... en otras tres semanas ya podré probarlo ... casi seguro :-D), mi lentísima conexión no da abasto, o mejor dicho, no da pie con bola probablemente como el peatón al que me refería antes.

Aproveché que era todavía una hora prudencial (sobre las 7), para salir a ver algunos suelos/azulejos pues !Aleluya! hoy han debido empezar las obras en mi piso. Todavía tardarán, pero al menos iré mirando tipos, lugares y precios. Aprovechó ese momento mío de debilidad mi madre para aconsejarme un establecimiento al lado de un supermercado para encargarme unas compras. Nada nuevo. Lo que sí ha sido nuevo es que me ha dicho que le gustaría ir conmigo cuando yo vaya a elegir el suelo y los azulejos ... :-O.

Pareció dejarme que me estrellara cuando compré el piso. Pareció dejarme que me estrellara cuando yo consultaba planos de cocinas ... pero probablemente, pensar que el suelo que yo vaya a poner no le vaya a gustar ha sido ya demasiado. Al final, y a falta de otra mujer que elija, elegirá ella. Eso sí, en la tienda que ella me dijo, los precios rondaban los 10-15 euros por metro cuadrado mientras que hay otros sitios donde por 6-7 euros tienes justo el suelo que yo quiero :-D. Para más detalles, ver www.leroymerlin.es . Y para la decoración y los muebles ... lástima que el IKEA esté en Sevilla porque ya me han dicho que hay de todo. Es más, pensándolo bien, en mes y medio tengo que pasar por Sevilla ... ¿quién sabe? :-D.

Bueno, creo que la tarde ya está echada. Ahora queda la noche, veremos si sigue lloviendo, si mañana hay fútbol, si mi rodilla aguanta y esas cosas. Así que me despido con el saludo que más espontáneamente me sale cuando escribo un correo a los franceses (en inglés) en el trabajo, tan espontáneamente que quizás debería cambiar los saludos de la firma del Outlook jejejeje.

Best regards, Domingo.