... y las motos
Ayer había pensado escribir sobre el huracán Katrina, si hubo o no hubo imprevisión, cómo de bien o mal afrontan los Estados Unidos la catástrofe y cómo se ve desde fuera y más concretamente si los medios de comunicación sólo nos muestran el lado gore de la realidad. Pero puse un comentario en otro blog y me sed quedó saciada. Parece que cada vez me conformo con menos.
Hoy escribí acerca de las vacaciones y no había pensado escribir más, o si acaso escribir acerca de la cantidad de cosas que escribo, medidas en kilobytes. Esto era hasta esta tarde. Esta tarde llegué unos minutos tarde al trabajo por lo que parecía ser un accidente de tráfico. Los compañeros me dijeron que debía haber sido bastante grave e incluso estaban intentando reanimar al accidentado.
Cerca de las 7 me enteré que había sido un atropello, un camión a un motorista, y que el motorista habría fallecido. La noticia se vio confirmada poco después en la versión digital de un periódico local. Debido al trabajo, no volví a pensar en ello hasta la hora de salir. Empecé a pensar en muchas cosas.
Una persona como otra cualquiera, saliendo de trabajar un día como otro cualquiera, una desgraciada coincidencia, o despiste o imprudencia por parte de alguien ... ¿ de quién? poco importa ... y 2 metros bajo tierra como la serie de tv. No es difícil ponerse en la piel ( afortunadamente de forma imaginaria ) de los familiares, amigos o incluso compañeros de trabajo. Su dolor, su total incomprensión. Muchas vidas tocadas por la tragedia y algunas marcadas de por vida. Ante eso mis supuestos problemas con el sexo débil, mis preocupaciones por pisos, millones, hipotecas ... provocan una cierta risa nerviosa, estúpida para más señas.
En primer lugar en que se trataba de un hombre de 34 años según comentaba la noticia. Sólo 5 años más que yo. 5 años, justo el tiempo que estaba pensando alquilar la casa si finalmente la compro. 5 años, tiempo para el que espero mi vida se vaya encarrilando. 5 años ... y qué pasa si hoy o mañana o pasado ... hasta cobran sentido las cadenas de correo diciendo lo buen amigo que eres. Ahora mismo enviaría alguna de las que tengo por ahí de no ser porque creo más en ir haciendo las cosas día a día. Espero que si mañana me pasa algo, nadie tenga dudas de cómo era, cómo soy. Tampoco puedo ser de otra forma.
Por otro lado y viendo que últimamente cojo mucho la bici y que el combustible fósil está a precios prohibitivos, empecé a pensar que lo mismo no era mala idea comprar una moto. Cierto es que no lo consideré como una opción factible por ahora, pero sí como una buena idea. Yo, que nunca he llevado una, que puedo contar con las dos manos el número de veces que me he montado en una de paquete. Sí yo, contemplando la posibilidad de mejorar el tráfico de Málaga a base de motos ( si todavía fueran bicis como en tantas otras ciudades ...).
Ni que decir tiene que se me han quitado todas las ganas. La moto vuelve a ser ese instrumento del maligno. Hace un par de semanas las limpiadoras de las que hablé tuvieron mucha suerte tras ser embestidas mientras viajaban en una. Este chico de hoy tuvo la mala suerte de enfrentarse a un camión desde la atalaya de su moto ... y perdió.
Espero que esto me haya servido de escarmiento y la idea de una moto no vuelva ni a rozarme durante mucho tiempo. Mil veces lo ha dicho mi padre, consumado motero en su juventud. El parachoques de una moto eres tú. Y yo que no era demasiado permeable a los vehículos de dos ruedas ... parece que voy a seguir sin serlo.
Me despido dándoles el pésame a los familiares y amigos del chico. Esperemos que ninguno de nosotros tenga que encontrarse en su misma situación, nunca.
Un saludo, Domingo.
Hoy escribí acerca de las vacaciones y no había pensado escribir más, o si acaso escribir acerca de la cantidad de cosas que escribo, medidas en kilobytes. Esto era hasta esta tarde. Esta tarde llegué unos minutos tarde al trabajo por lo que parecía ser un accidente de tráfico. Los compañeros me dijeron que debía haber sido bastante grave e incluso estaban intentando reanimar al accidentado.
Cerca de las 7 me enteré que había sido un atropello, un camión a un motorista, y que el motorista habría fallecido. La noticia se vio confirmada poco después en la versión digital de un periódico local. Debido al trabajo, no volví a pensar en ello hasta la hora de salir. Empecé a pensar en muchas cosas.
Una persona como otra cualquiera, saliendo de trabajar un día como otro cualquiera, una desgraciada coincidencia, o despiste o imprudencia por parte de alguien ... ¿ de quién? poco importa ... y 2 metros bajo tierra como la serie de tv. No es difícil ponerse en la piel ( afortunadamente de forma imaginaria ) de los familiares, amigos o incluso compañeros de trabajo. Su dolor, su total incomprensión. Muchas vidas tocadas por la tragedia y algunas marcadas de por vida. Ante eso mis supuestos problemas con el sexo débil, mis preocupaciones por pisos, millones, hipotecas ... provocan una cierta risa nerviosa, estúpida para más señas.
En primer lugar en que se trataba de un hombre de 34 años según comentaba la noticia. Sólo 5 años más que yo. 5 años, justo el tiempo que estaba pensando alquilar la casa si finalmente la compro. 5 años, tiempo para el que espero mi vida se vaya encarrilando. 5 años ... y qué pasa si hoy o mañana o pasado ... hasta cobran sentido las cadenas de correo diciendo lo buen amigo que eres. Ahora mismo enviaría alguna de las que tengo por ahí de no ser porque creo más en ir haciendo las cosas día a día. Espero que si mañana me pasa algo, nadie tenga dudas de cómo era, cómo soy. Tampoco puedo ser de otra forma.
Por otro lado y viendo que últimamente cojo mucho la bici y que el combustible fósil está a precios prohibitivos, empecé a pensar que lo mismo no era mala idea comprar una moto. Cierto es que no lo consideré como una opción factible por ahora, pero sí como una buena idea. Yo, que nunca he llevado una, que puedo contar con las dos manos el número de veces que me he montado en una de paquete. Sí yo, contemplando la posibilidad de mejorar el tráfico de Málaga a base de motos ( si todavía fueran bicis como en tantas otras ciudades ...).
Ni que decir tiene que se me han quitado todas las ganas. La moto vuelve a ser ese instrumento del maligno. Hace un par de semanas las limpiadoras de las que hablé tuvieron mucha suerte tras ser embestidas mientras viajaban en una. Este chico de hoy tuvo la mala suerte de enfrentarse a un camión desde la atalaya de su moto ... y perdió.
Espero que esto me haya servido de escarmiento y la idea de una moto no vuelva ni a rozarme durante mucho tiempo. Mil veces lo ha dicho mi padre, consumado motero en su juventud. El parachoques de una moto eres tú. Y yo que no era demasiado permeable a los vehículos de dos ruedas ... parece que voy a seguir sin serlo.
Me despido dándoles el pésame a los familiares y amigos del chico. Esperemos que ninguno de nosotros tenga que encontrarse en su misma situación, nunca.
Un saludo, Domingo.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home