sábado, junio 10, 2006

Enfermedades mentales

Siempre hay cosas, a veces pequeñas, a veces grandes que te colocan en tu sitio. Nos preocupamos por nimiedades y pasamos el día pensando en cosas como las siguientes (pongo sólo algunas que pueden ser mías o no):
  • "Para él/ella no existo", o su hermana mayor: "Él/Ella sólo quiere amistad/sexo"
  • "No tengo dinero para nada", o su prima hermana: "sólo tengo dinero para una de las dos cosas que quiero".
  • "Trabajo como una mula", o su hija adoptada: "Y además es sólo un trabajo basura".
  • "Él/ella no se acuerda de mí", o su cuñada: "Me acuerdo tanto de él/ella ...".
  • "El precio de las casas está por las nubes", o su hija ilegítima: "La hipoteca me ha tenido asfixiado durante los últimos 10 años, menos mal que 30 años más y me la quito"
  • "Mi trabajo no me gusta", o su sufridora madre: "No tengo trabajo".
Sin embargo, no sabemos la suerte que tenemos simplemente con poder pensar esas cosas y poder formularlas de forma lógica. Hay muchas personas con problemas mentales que van desde la "simple" depresión hasta formas mucho más graves (sin quitar que la depresión puede ser gravísima). Creo que no es la primera vez que leo que la epidemia del siglo XXI serán precisamente las enfermedades mentales y realmente es algo que ya de por sí deprime. En particular no hablo de personas que tienen una determinada carencia y que podría simbolizar el personaje de Dustin Hoffman en Rainman, hablo de personas que se encuentran perfectamente durante años hasta que de repente algún chip se funde y comienza el drama. Esto del chip me recuerda a aquella canción "I don't like mondays" que estaba basada en la respuesta que una chica dio a la prensa tras matar a dos personas y herir a otras 9 disparando desde su casa contra una escuela infantil. Aquí puede leerse la historia.

Bueno, a lo que iba con lo del chip, la letra dice precisamente que el chip en su cabeza se sobrecalentó, igual que probablemente le pasó a la doctora "De Mingo" . Por cierto, que no estoy de acuerdo con la sentencia o al menos con su redacción. Si es "condenada" a estar en un psiquiátrico, no ha podido quedar "absuelta" de todos los cargos.

Pues el caso es que un tío mío padece esquizofrenia paranoide. Al menos la padecía pues ahora conforme la enfermedad ha ido avanzando presenta más síntomas que los meramente paranoicos. Nunca llegaremos a saberlo con seguridad, pero entre las cosas que hicieron saltar su chip estuvieron o pudieron estar cosas tan variadas como una dependencia afectiva, emocional y casi vital de una echadora de cartas (no sé si además dominaría alguna otra mancia) de Torre del Mar, "La Reme" quien al principio imagino que le sacaría el dinero y luego para intentar quitárselo de encima le fue diciendo cosas como que él tenía poderes (o al menos potencial), que su mili iba a ser muy buena, que ... ¿quién sabe qué mas?. El caso es que tras esto llegó una "mili accidentada" donde no sabemos cómo puso en práctica él lo de "la mili muy buena" ni cómo fue tratado por sus compañeros.

Ahí navegamos un poco entre tinieblas, pero lo que es seguro es que llegó cambiado de la mili. Llegó "diciendo tonterías", tonterías que al principio la familia no consideró de importancia. Imagino que pensarían que eran los típicos pájaros en la cabeza y la relación con "la Reme" a la que volvía a visitar para que le siguiera echando las cartas. Así fue hasta que empezaron a manifestarse las manías persecutorias. Según él la gente lo seguía, lo miraba, no hacían sino fijarse en él en el autobús, la familia hablaba de él a escondidas pero él los había escuchado ... todo producto de su mente como luego sabríamos. Fue diagnosticado de Esquizofrenia Paranoide.

La esquizofrenia no es más que una de las diferentes enfermedades mentales a las que nadie es inmune. Imagino que quien más, quien menos habrá visto "Una mente maravillosa" y si no, la recomiendo porque a mí precisamente lo que más me gustó fue ver cómo la película no era sino la historia de un esquizofrénico. Con algunos toques dramáticos poco creíbles y poco edificantes, eso sí, como que se negara a tomar la medicación.

Y así lleva mi tío pues prácticamente 20 años, porque este año que yo cumplo 30, él cumple 40. Ha tenido períodos más estables, crisis profundas y tras un largo período de casi 10 años de relativa tranquilidad, ahora ha vuelto a entrar en crisis. Hoy acompañé a mi madre a verlo y allí estaba, en el pabellón de agudos del Hospital como si tal cosa. Como en el tango de Gardel, 20 años no es nada, pero a pesar de todo, las nieves del tiempo blanquearon su sien. Y el sol de Málaga oscureció su rostro, negro como un tizón. Pues allí estaba un hombre de casi 40 años, con mirada y comportamientos de niño, y razonamiento errático. Allí estaba acompañado de otros. Unos más jóvenes, otros mayores. Las enfermedades mentales no entienden de edad. Unos hablaban un impecable español, otros un impecable sueco, tampoco entienden de fronteras. Y por lo visto dentro había otro chico cuyo moreno no es achacable al sol de Málaga, tampoco entienden de razas.

La verdad es que visto desde un punto de vista meramente racional, (a veces prefiero ver las cosas sólo de forma racional, ya que de esa forma la acabo cagando mucho menos que cuando me dejo llevar por los sentimientos, y a las pruebas me remito), la evolución de la enfermedad es muy curiosa. Hablo sólo de mi propia experiencia, pero yo diría que nuestra mente es un castillo de naipes, mejor incluso, de fichas de dominó. Castillo que vamos construyendo durante mucho tiempo y que disfruta de un equilibrio precario, pero a la vez relativamente estable en ausencia de factores externos. Y por algún motivo que desconocemos, de repente todo se viene abajo, o al menos lo hace parcialmente y nosotros nos reponemos y continuamos construyendo pero sobre unos escombros, haciendo figuras imposibles pues además ya no se siguen los criterios de construcción que impone la lógica. Estos pacientes suelen recordar perfectamente su niñez y juventud, digamos que la parte del castillo que todavía queda en pie. Sin embargo todo lo de después se convierte en una especie de cajón de sastre en el que se confunden imágenes, sonidos, recuerdos, reales o inventados.

Para hacerse una idea, mi tío empezó diciendo que era vidente, como su queridísima "Reme". Empezó a tener visiones, se iba a la discoteca y acababa en el hospital tras sufrir algún tipo de ataque en el cual él aseguraba haber tenido alguna revelación de la Virgen (si mal no recuerdo). Poco después pareció que lo de ser vidente ya le pareció poco y dio el paso siguiente. Él ya era un santo con conexión directa con el cielo. Imagino que en algunas de sus alucinaciones vio cómo esta verdad le era revelada. Por último, también lo de ser santo le supo a poco y ya se convirtió directamente en Dios con posteriores ramificaciones a padre de la naturaleza y del sol. Ahora pasa horas y horas al sol y bebiendo agua.

Y la esquizofrenia es una enfermedad degenerativa, estas personas tienen vaivenes, pero la tendencia siempre es a la baja. En fin, resumiendo, que esta tarde, como tantas, he vuelto a sentir que mis problemas encogían. Y es que a veces nos quejamos simplemente por quejarnos, otras por egoísmo, y otras nos quejamos simplemente por ignorancia.


Un saludo, Domingo.